sábado, 18 de julio de 2009

Golfo desencajado

En el marco de la exposición En [caja] del taller Scheps de la Facultad de Arquitectura, las chicas BIG Lala convocaron a una serie de artistas a poner algo adentro de una caja, que sería luego rematado a ciegas. En la próxima entrega subiré el relato del remate y todo lo que se vio y escuchó. En esta entrega me detengo a mostrar lo que puse en mi caja.

Se trató de 16 láminas hechas sobre un soporte extraído del espacio urbano. Desde hace ya algún tiempo salgo a la calle armado de una trincheta con la cual me ayudo para apropiarme de papeles publicitarios que son pegados en la ciudad. En general se trata de publicidad de espectáculos públicos, propaganda política, anuncio de libros, etc. Regularmente sale gente de pegatina con esos carteles y en general los van pegando sobre los que ya fueron pegados antes, de forma tal que se forman gruesas capas de papel y engrudo. Finalmente quedan enormes cartones de papel que pueden ser cortados a voluntad con una trincheta y fácilmente despegados de la pared.

Esos papeles de gran tamaño me los llevo a casa y comienza una tarea super plancentera de ir despegando capas y descubriendo lo que había antes de la última pegada. Es como rescatar cosas del olvido. Espectáculos viejos, políticos que alguna vez tuvieron esperanza de ganar, religiosos que intentaron llevar su mensaje de dicha eterna, etc. En ese ir descubriendo capas van apareciendo colores interesantes, imágenes sugestivas, y uno intenta reconstruir mentalmente qué habría realmente abajo. Es como un trabajo de arqueología. De algún modo es como ir hurgando en la piel de la ciudad, tal vez en busca del alma misma. Sobre la piel abierta, herida, pinto y dibujo, como un tatuaje que reescribe la historia y reacomoda los hechos de acuerdo a una lectura parcial de los mismos.

Cuando me plantearon lo de poner algo en la caja pensé en hacer algo diferente. La idea era pegar stickers sobre los carteles callejeros dejarlos un tiempo a merced del clima y el mundo y luego recuperarlos trincheta en mano. Al principio había entendido que la obra no necesariamente tenía que entrar en la caja, podría ser más grande. Pero luego entendí que necesariamente debía estar adentro de la caja. El problema fue que los stickers no entraban. Así que opté por hacer lo que ya venía haciendo. Terminé recortando mis carteles apropiados de los muros del tamaño de la caja y reduciéndolos a 16 cuadraditos.

Hacía tiempo había leído un verso de Cernuda que habla de los cuerpos y su encuentro. La poesía de Cernuda no me gusta por lo que dice sino por lo que No dice. En este trabajo, lo que hice fue jugar con las palabras de Cernuda en su verso. La idea era que el trabajo arqueológico de hurgar en la epidermis de la ciudad ayudado con el juego de palabras de Cernuda, facilite un hurgar en mi inconsciente y a través de él en el inconsciente colectivo de la ciudad.

Abajo verán capa a capa lo que contenía la caja.

















3 comentarios:

  1. Me hubiese encantado estar ahí y de tener plata comprar esa caja , amén de que me encantó lo que contaste y cómo lo contaste.
    soy fan!.
    n.

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  2. me encantó me encantó!!! me ecantó el poema, las obras, está buenísimo, creo que tu trabajo se levanta con una fuerza increíble sobre este soporte, de verdad, son preciosas.

    Felicitaciones, estás haciendo cosas cada vez más interesantes y bellas!

    Parezco una baba pero me encantó -literalmente- el contenido de las cajas.

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  3. we esta muy buena esa idea :)

    me encanta cuanto todo tiene que ver con todo

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