En América Latina, Sao Paulo es sin lugar a dudas una de las ciudades más importantes en lo que a arte callejero respecta. En particular en Sao Paulo es donde nace el fenómeno de la Pichaçao, que rápidamente se expande por el resto de Brasil.
La Pichaçao nace en los años 60 - 70, en la Sao Paulo gremialista que luchaba contra la dictadura. Se trataba de trazos hechos con alquitrán y con consignas políticas. En los años 80 los pichadores pasaron a ser otros. Se trata de jóvenes de las clases más pobres que aveces en forma individual pero en general en forma colectiva salen a marcar el territorio.
Los Pichadores se caracterizan por hacer unas letras largas estiradas muy particulares. Muchas veces están hechas con un rodillo y en general es difícil entender lo que dicen. Hay una estética cruda y cruel, no hay colorcitos, no hay brillos, imágenes, sonrisas, es la Palabra, desnuda, enrostrada en la piel de la ciudad.
Todo el que ha visitado las ciudades brasileras habrá notado, la increíble habilidad de los pichadores para trepar y marcar los lugares más insólitos de un edificio. Es un desafío que juega con la muerte. Algunas veces conforman escaleras humanas para alcanzar aquellos lugares que de otra forma serían imposibles.
En Brasil la Pichaçao está prohibida por ley (no así el graffiti que es considerado arte), es considerada un atentado ambiental y puede significar de 3 meses a un año de prisión. Los artistas callejeros dedicados al graffiti tradicional, muchas veces reniegan de los pichadores considerando que se trata de vandalismo y no de arte. En la bienal de Sao Paulo del 2006, un grupo de pichadores irrumpió con sus spray marcando una pared blanca que estaba destinada a que el público se manifestara. Como resultado de esa acción intervino la policía y una muchacha cayó presa, generándose una polémica en torno al tema. Entre las cosas que escribieron llamó la atención un "Abaixo a ditadura!" que fue interpretado como un grito de lucha contra el arte formal y sus instituciones.
En las fotos de abajo verán varios ejemplos que tomé en Sao Paulo. Para mí la pichaçao no puede ser entendida fuera de esa gran ciudad. Sao Paulo es una ciudad monstruosa, gigantescamente desigual, con barrios llenos de verde y barrios llenos de polvo y cemento. La pichaçao de alguna forma refleja esa belleza de lo feo que es Sao Paulo. Entre las fotos verán unos cartelitos que ponen los comercios solicitando a los pichadores que no les pinten las paredes, alegando ser caritativos con organizaciones sociales. Algunos por asombroso que parezca logran verse liberados del accionar pichador, otros no.
En la lucha contra la pichaçao la última medida es prohibir la venta de latas de spray a menores de 18 y en el envase debe decir, pichaçao é crime. O crime de fazer arte.
